17 ediciones, 17 años transcurridos desde la primera edición y más de 19.000 km recorridos en la ya larga vida de esta espectacular prueba de Rally-Maratón-Turístico, recorriendo Portugal en sentidos alternos cada año, (en esta ocasión tocaba Norte-Sur), y la organización del Lés-a-Lés, continúa haciéndonos conocer y descubrir nuevas y desconocidas carreteras, nuevas pistas, nuevos pueblos, nuevos castillos, nuevos paisajes y nuevos rincones pintorescos, empapándonos del rico patrimonio histórico y gastronómico de nuestro vecino país.
Afianzado como el Rally-Maratón más importante de Europa, con sus limitados 1.400 pilotos participantes de diversas nacionalidades, sus más de 1.000 km divididos en dos largas etapas, más la etapa prólogo, continúa sorprendiendo a los sufridos participantes que esperan ansiosos cada edición por estas fechas cercanas a la entrada oficial del verano, y digo oficial, porque en muchas de sus ediciones, y esta ha sido una de ellas, el calor ha sido un incómodo compañero de viaje de obligado sufrimiento durante los tres días, con temperaturas cercanas a los 38 grados.
En esta 17ª edición, como decía, tocaba hacer el recorrido Norte-Sur, teniendo como día de agrupamiento el domingo, con salida, centro de operaciones para documentación, verificaciones y etapa prólogo en la pequeña localidad de Sabrosa, en el alto Duero Trasmontano, cuna de Fernando de Magallanes, desde la que al amanecer del día siguiente, «segunda feira», se daría la salida a la primera etapa, de cerca de 400 km de estrechas, reviradas y espectaculares carreteras entre los bellos viñedos en terrazas del alto Duero trasmontano con destino a Castelo Branco, ciudad elegida como intermedio y descanso para la larga etapa del siguiente día, que culminaría en el Algarve, concretamente en la «Playa de los Pescadores», en la turística población de Albufeira.
Algo más de doce intensas horas de conducción, siempre pendientes del bien diseñado roadbook, imprescindible para realizar y acertar con el exigente recorrido estudiado a conciencia por la organización de la joven Federación Portuguesa de Motociclismo, que en el pasado mes de mayo cumplía su 25 Aniversario. Un recorrido siempre sorprendente, por supuesto sin utilizar autopistas, autovías, ni itinerarios principales, siempre por carreteras de tercer orden, sin apenas tráfico, incluyendo algunas pistas y caminos de diferente grados de dificultad, superables por cualquier tipo de moto, y donde siempre predominan las altas cilindradas de las motos trail, destacando las más que abundantes y «abusadoras» GS en todas sus versiones.
En esta ocasión tuve la oportunidad de probar la nueva Triumph Tiger XCx, (ya lo hice en dos ediciones con el modelo anterior), y sinceramente creo que es el modelo más adecuado para una prueba de este tipo, su ligereza, su potente tricilíndrico y las mejoras introducidas para hacer más fácil y segura su conducción, hace que la moto se adapte a cualquier tipo de firme y tipo de carretera, incluyendo los tramos de tierra, y hace que los kilómetros pasen rápidamente y con mucha seguridad.
Kilómetros, turismo e historia
Como es habitual en esta prueba, se pasa, más bien nos hacen pasar, por los centros históricos de las poblaciones del recorrido, casi siempre adoquinados, de calles estrechas y con fuertes subidas, normalmente hasta el castillo o la iglesia de turno. En esta primera etapa entramos en los de Tabuaço, Armamar, Sernancelhe, Troncoso, Belmonte, donde en el patio de su castillo del siglo XII se sirvió el «almoço» de esta primera etapa, justo después de visitar la torre Centum Cellas, en el monte Antâo, edificación romana de hace casi 2000 años, envuelta en un enorme misterio.
Continuamos por Penamacor e Indonha-a-Velha, de la Beira Alta a la Beira Baja, intercalados con los, en esta ocasión, más abundantes Oasis de descanso y refrigerio, atendidos por los diferentes patrocinadores, en los que no falta el café, el zumo o el imprescindible agua, y en ocasiones también algo sólido, pastas, jamón o fruta, además de los obligados controles secretos de paso, organizados gracias a la colaboración de los diferentes Moto Clubs de cada zona, y que con su teatralidad dan a cada uno de ellos un toque divertido y amistoso, creando un ambiente diferente relacionado con la historia del lugar.
Había tiempo incluso para hacer una rápida visita a algunos de los museos que nos recomendaban en el roadbook, como el interesante «Museo del Queijo» y la «Casa de los Mestres» en Peraboa. Con los primeros rayos de sol, al igual que el día anterior, a las seis en punto de la mañana de la «tercera feira», víspera de la fiesta nacional de Portugal, (Día de Portugal, de Camöes y de las Comunidades Portuguesas), y en pleno centro de Castelo Branco, se daba la salida a los primeros equipos para iniciar la segunda, larga y última etapa que nos llevaría hasta el azul del Océano Atlántico, en la «Playa de los Pescadores» en Albufeira.
Camino al sur
Algunas zonas más llanas y rectilíneas en las planicies Alentejanas, nos harían avanzar más rápidamente en los primeros compases de esta etapa, ya que los caminos y pistas, al igual que las carreteras más lentas y reviradas llegarían más tarde, ya cerca de la serranía que deberíamos atravesar para entrar en el Algarve.
Flor da Rosa, Crato, Alter do Châo, Sousel, Estremoz, Moura, Serpa y Mértola, entre otras, fueron las poblaciones que vieron pasar, y parar, según las circunstancias, a los más de 1.400 pilotos, que durante más de cuatro horas, convertían a sus habitantes en espectadores, testigos, animadores, proveedores, ayudantes y colaboradores de los que lo necesitaran, que como en el caso del que escribe, que tuvo que «poner en orden» con ayuda local, elementos fundamentales de la moto deteriorados en un aterrizaje forzoso, producido por el impacto con la piedra mayor del camino, oculta tras la nube de polvo de la moto que me predecía…, mira que os lo tengo dicho: «en las pistas y caminos guardar una distancia prudencial con la moto de delante», ¡ay, la confianza!
Entre los siete Oasis que nos esperaban en esta larga jornada, dos especialmente espectaculares y muy diferentes a destacar, el de Amieira Marina, en el puerto del mayor lago artificial de Europa, donde la organización aprovechó para el «almoço» de esa jornada, y el situado en las abandonadas minas de S. Domingos, a las que se accede por kilómetros de pistas de diferente dificultad, con un paisaje espectacular, casi extraterrestre. Después de cruzar la sierra Algarvia, y por carreteras de gozosas curvas, bautizadas en el roadbook, como «carreteras Sofía Loren», estábamos ansiosos por llegar a la meta antes de anochecer, cosa que llegó en plena cola formada desde el mirador de Albufeira hasta las arenas de la misma Playa de los Pescadores, donde estaba instalado el palenque de llegada y el «almoço» final de despedida.
Un apunte curioso: en todo el recorrido solo he visto un coche de la policía de tráfico (PNR), nos cedió el paso, teniendo él la prioridad, sin comentarios… Hay que felicitar a la organización por su trabajo realmente soberbio en todos los detalles, que nos hace disfrutar en cada edición, de unas carreteras y de un país que no deja de sorprender siempre positivamente, el próximo año más….
Pero si eres de los que de verdad te va el TT, no necesitas esperar al próximo año, tienes la oportunidad de recorrer nuestro vecino país en el mes de septiembre, del 23 al 26, ya que la Federación Portuguesa, se ha embarcado por primera vez, en la organización del primer «Lés-a-Lés Off Road», sin tocar asfalto más que lo imprescindible (entrada y paso de las poblaciones elegidas para el recorrido), serán tres interesantes etapas para recorrer el país de norte a sur, limitado a 250 participantes, toda la información necesaria en www.fmotoportugal.pt
