Turismo: Río Tajo (I)

El más largo de nuestros ríos nace en los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín, esculpiendo el impresionante Alto Tajo e inundando y refrescando la recia zona de La Alcarria. Para dirigir, a continuación, su camino a la imperial Toledo, a través de las vegas de una fértil huerta.

Fotos: Lluís Llurba

Turismo: Río Tajo (I)
Turismo: Río Tajo (I)

Partimos desde muy cerca de Albarracín -uno de los pueblos más bonitos de España en la bella y desconocida provincia de Teruel, y a pesar de nuestras frecuentes últimas visitas, no nos cansamos de recomendarte que conozcas. En parte, también, por su nutrida oferta hostelera si vienes desde lejos. A una veintena de kilómetros nace nuestro protagonista, que emerge en un paraje aislado pero ahora acondicionado para tan ilustre personalidad. Pero la verdad es que en esta época estival desmerece un poco tal génesis.

Brota de la tierra un Tajo, ahora como inerte charco y sin encauzar sus aguas -como su condición de «Grande de España» le debiera de otorgar- en los primeros metros, ni tan siquiera kilómetros, de su curso en tan aislado escenario de fondo boscoso. Con un muy fácil acceso para su visita, queda comunicado por la A-1704, muy cerca de Frías de Albarracín. Carretera que continuamos para marcar de manera estrecha a un todavía «imberbe» Tajo.

El primer desvío irremediablemente nos hará perderlo de vista, al dirigir nuestros pasos hacia Tragacete, donde nos adentramos en la provincia de Cuenca por su bella Serranía. Perdemos altura drásticamente inmersos en un frondoso bosque de coníferas pero que nos permiten ver lo abrupto del relieve de manera majestuosa. ¡Qué pequeños somos!

En Tragacete nos recibe un pipiolo río Júcar, que avanza hacia el Mediterráneo, y al que cruzamos en dirección a otro conocido río, sobre todo por su nacimiento. El río Cuervo, motivo de peregrinación masiva por lo espectacular de la cascada en su nacimiento y donante de nuestro Tajo a través de su afluente Guadiela. El siguiente destino es Peralejos de las Truchas, que nos lleva a la provincia de Guadalajara por el impresionante Parque Natural del Alto Tajo.

Alto Tajo

A partir de este punto la carretera se degradada y estrecha considerablemente, por aquí el tráfico escasea y no debe justificar su correcto mantenimiento. Además, en el invierno se alcanzan temperaturas bajo cero de récord.

La buena noticia es que recuperamos la visión de un Tajo ahora ya muy vivo y que zigzaguea adentrándose en un paisaje formado por impresionantes farallones, que pasan a ser la norma. Éste y sus afluentes esculpen un terreno compuesto por arenisca, yeso, arcilla y roca caliza de espectacular belleza, con grandes desniveles como denominador común, junto a un extenso manto formado por la masa boscosa. ¡Tienes que venir a conocerlo!

La estrecha CM-2106 nos saca del Parque Natural, por el que volvemos a entrar a través de la CM- 210, proveniente de la fresca Molina de Aragón, por un trazado claramente mejor que el previo pero que alerta de sus pronunciadas pendientes. Cruzamos el Tajo y acto seguido sale a mano derecha una pista fácil pero sin asfaltar, que acompaña al río a lo largo de 30 kilómetros en un férreo marcaje sobre éste y que nos permite ver, y en primera fila, la magnitud de las formaciones rocosas que como agujas se clavan en el intenso azul del cielo. ¡Espectacular!

La polvorienta pista sale a la CM-2015 justo en una zona horadada en la roca y muy cerca del puente de San Pedro. Seguimos impresionados. Ponemos dirección a Zaorejas para un poco más adelante encontrarnos en el cruce que va a Peñalén, y que de no haber usado la pista habríamos alcanzado al desviarnos tras Poveda de la Sierra. A partir de aquí el trazado de la vía gana en calidad considerablemente, que junto al frondoso bosque que atraviesa nos evocan paisajes del mismísimo vecino país galo. Ponemos rumbo a Trillo, ahora con el placer de conducir y de manera más presta, por bandera.

Viaje a la Alcarria

Las Tetas de Viana, una curiosa formación gemela montañosa, aparecen en el horizonte y nos anuncian que entramos en La Alcarria. Un poco más allá encontramos una humeante copia artificial de éstas en las chimeneas de la central nuclear de Trillo. El pueblo está bañado por el Tajo y tras superarlo, ya en la N-204, se empieza a embalsar. La retorcida Nacional invita a conocer los límites de nuestra máquina pero no te dejes llevar por la emoción, que las curvas son bastante ciegas y a pesar de la tranquilidad de la vía no deja de ser toda una Nacional.

Un viaducto salva un, ahora, Tajo embalsado en el pantano de Entrepeñas, con el atractivo tono turquesa de sus aguas en contraste con sus secas riberas, sobre todo cuando no se encuentra en su mayor nivel de capacidad. Éste, junto a otros pantanos vecinos, forman el denominado Mar de Castilla, lugar de recreo náutico de la zona centro. Una variante evita Sacedón pero no su presa, donde un desvío justo antes nos lleva por un original tramo horadado en la misma ladera del cauce. Un recio puente medieval nos cruza al otro margen, para tomar el desvío a la izquierda hacia Sayatón. En los primeros kilómetros, un manso Tajo se embalsa en el pantano de Bolarque formando una bahía en la que emerge una roca de sus aguas. No pierdas detalle.

Esta carretera nos permite llegar a Pastrana, capital de La Alcarria. Un desvío previo nos conduce a Zorita de los Canes, presidida por las ruinas de su alcazaba de origen andalusí y donde encontramos Recópolis, un Parque arqueológico de la antigua ciudad visigoda. Aquí el paisaje cambia drásticamente hasta el final de nuestro recorrido propuesto. Componiendo una fértil zona de vegas fruto del riego de nuestro guía.

Entramos en Madrid para cruzar un poco más allá la A-3 en Fuentidueña de Tajo, unas carreteras locales nos llevan a Colmenar de Oreja y hasta Aranjuez, donde arriba un Tajo que viene de hacer de frontera entre Madrid y Toledo. En la que nos adentramos por la N-400, tras recorrer la particular extensión de territorio madrileño que se adentra en el toledano y alcanzar, finalmente, su imperial capital.

No te puedes perder

Parque Natural del Alto Tajo: Con una superficie que supera holgadamente las 100.000 hectáreas además de su zona periférica, su extensión ocupa parte de las provincias de Guadalajara y Cuenca, a través del curso del río y su área de influencia. En zona ZEPA y conserva una cuidada biodiversidad gracias, en parte, a lo deshabitada que se encuentra toda la zona.

Pastrana: La Villa Ducal puede presumir de ser la capital de La Alcarria, su rico patrimonio le otorgan el título de Conjunto Histórico Artísitico. Entre sus habitantes más renombrados se encuentra la Princesa de Éboli, confinada en su palacio fruto de sus intrigas en la Corte de la época. La principal Plaza de la Hora está presidida por el Palacio Ducal, de estilo renacentista. También destaca la iglesia de La Colegiata (S.XIV) con su pórtico posterior de estilo gótico. El Nobel Camilo José Cela hizo obligada parada en su Viaje a La Alcarria.

Recópolis: En Zorita de los Canes, que toma el nombre por su antigua y curiosa custodia canina, distinguimos la predominante alcazaba y la cercana Central Nuclear José Cabrera, la primera de España y ya en desuso. Y muy próximo alberga la única ciudad visigoda de toda Europa. Fundada por Leovigildo en el año 578 en honor de su hijo Recadero. Un Centro de Interpretación anexo explica todos los detalles de tan importante Parte Arqueológico.

Aranjuez: El Real Sitio y Villa se encuentra en el extremo suroeste de la provincia de Madrid, localizado en el amplio y llano valle formado por los ríos Tajo y Jarama. Fue residencia de reyes, a imagen francesa como atestiguan su Palacio Real y Jardines, además del trazado cuadricular de sus calles. Y motivo de inspiración para el maestro Joaquín Rodrigo en su famoso concierto de Aranjuez. Su producción de fresas también acapara parte de su reclamo.

Toledo: La cudad imperial-capital de Castilla-La Mancha- es también conocida como la ciudad de las tres culturas, al haber sido poblada por musulmanes, judíos y cristianos durante siglos. Su casco histórico queda rodeado prácticamente por el río, mediante un pronunciado meandro conocido como Torno del Tajo. Junto a la Puerta de Bisafra se accede a su rico patrimonio -poco restrictivo con el tráfico rodado- y donde destacan su Alcázar, la Catedral de Santa María o la Casa del Greco, uno de sus hijos predilectos.

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