Tras haber dejado en el olvido durante años el enduro, después de cesar la producción de la DR 400, en 2010 Suzuki lanzaba la RMZ 450 X. La RMXZ es una enduro muy divertida, fiable, segura y fácil de pilotar, que no cansa, ideal para salir de excursión y hacer largas rutas, sobre todo en pistas y sendas poco reviradas. Su motor descendía de la RMZ pero estaba dotado de arranque eléctrico y rotor del encendido con salida de luces.
Además, tenía la distribución modificada –más par a bajo y medio régimen- y una menor compresión -tacto más suave-. Para la caja de cambios se mantenía la cross de cinco marchas pero con relaciones más largas -desarrollos primarios distintos y corona de 51-.
La RMX incorporaba el chasis MX de aluminio con geometrías de enduro -lanzamiento más cerrado de 20º18´ frente a 29º40´en la MX-, mientras que la suspensión Showa contaba con unos reglajes blandos y suaves. No faltaban en su dotación elementos endureros: llanta trasera de 18, cubrebecárter plástico, vaso de expansión, caja del filtro con portezuela de apertura lateral, instrumentación digital… El peso declarado era de 123,5 kilos -once más que la RMZ-. Desde su nacimiento no ha cambiado en nada, sólo los adhesivos en 2011.
La RMX ofrece una óptima ergonomía, sólo penalizada por la dureza del asiento y la voluminosa pata de cabra -resulta fácil topar con ella, pues sobresale bastante-. El motor arranca bien –aun con inyección tiene «starter», de difícil acceso, tapado por el chasis- pero le cuesta hacerlo con marcha engranada. La japonesa, con un sonido agradable y muy contenido, tiene en la cordura y la ponderación sus calificativos principales pues sus 43 caballos –medidos en nuestro banco- son de doma fácil. Posee un propulsor que no cansa y es fácil de usar, amigable y de tacto divertido.
Eso sí, responde con un primer golpe de gas algo brusco, que condiciona a ritmo lento pues responde con tirón. Además, muestra una molesta tendencia a calarse a bajas vueltas (subiendo despacio o bajando a ralentí). Quizás por ese brío inicial la RMZ transmite la sensación de caminar más que otras 450 pero no resulta tan brutal como sus rivales. Tampoco resulta anodina sino divertida, pero sin exigir mucho, lo que agradecerán los pilotos con poca forma física. Su cambio tiene un cerrado escalonamiento: tres primeras marchas bastante cortas -muy próximas entre sí-, y las otras dos, más descolgadas, con la quinta lejísimos de la cuarta.
El embrague aguanta el maltrato pero responde con mucha dureza, siendo cansino tras horas de uso, más aún, porque hay que apretar siempre la maneta para arrancar con «botón». En cuanto al consumo, gasta poco, no es una moto tragona, pero monta un depósito muy pequeño de sólo 6 litros –autonomía para unos 70 km., hasta que se enciende el testigo de reserva, pudiendo rodar luego otros 10/15 km. más-.
El chasis apasiona por su estabilidad y confianza, haciendo la moto muy juguetona. No es ligera la RMX y, Trialeando, pasa factura su alto peso. La suspensión responde rara -¿por qué este reglaje?-, mezcla de dureza con suavidad: el primer tercio de recorrido de la horquilla no es sensible pero luego, al comprimir mucho, la cosa cambia, aportando tacto. El amortiguador se contagia de la sensación delantera y responde combinando confort y solidez. Obligado realizar una preparación pues el material de serie es bueno y, con pocos cambios, lo notaréis.
Incólume
Como buena nipona que es la RMX destaca por su alta fiabilidad sin tener ningún punto débil ni avería congénita. Sí que hay aspectos que muchos usuarios han modificado en sus motos. El primero, incorporar una bomba de embrague hidráulica –Magura, por ejemplo- para tener un tacto más suave. El segundo, conseguir una respuesta algo más boyante de la mecánica, con retoques en las curvas de inyección y encendido. Incluso hay quien ha montado los árboles de levas de la RMZ de cross para un golpe de gas más directo -ideal para saltar con brío los obstáculos-.
Muchos montan otro escape (Akrapovic, FMF «Cherry Bomb»…) con notable ganancia de par. Algunos buscan soluciones más baratas y ponen silenciosos de serie de las RMZ 450 –los hay usados de quienes lo cambian en la de cross- con cierta mejora de prestaciones.
También hay quien cambia la corona por otra de 49 -dos dientes menos- para suavizar el motor y tener una entrega más lineal, un perfecto desarrollo para pistas. Otra reforma habitual en las RMX es aumentar la superficie de apoyo de la puntera pedal de freno, pues de serie queda pequeña y cuesta encontrarla un poco.
Si en algo la RMX ganaba de calle a la competencia es que costaba menos que ninguna –tenía un un precio «impactante» de 7.599 euros-. Eso sin contar que Suzuki ha ofrecido siempre notables promociones que rebajaban aún más ese precio. Ahora aún podéis encontrar alguna unidad, ¡nueva! por sólo unos 5.800 euros. Por ello resulta una moto muy atractiva de segunda mano pues tenéis unidades interesantes en torno a los tres mil euros o menos.
EVO
7.599 €
2010
Motor divertido
- Tacto blando suspensión
7.599 €
2011
Talante deportivo
- Primer golpe de gas
7.599 €
2012
Capacidad de tracción
- Tendencia a calarse
7.599 €
2013
Chasis aplomado
- Peso atrás
Fue mi moto
Joan Barreda
«Es una gran moto para el aficionado. Y para correr también, con cambios. Una pena que la marca no se implique más con la competición porque la base es buenísima y con ciertos cambios estaría más arriba».