Kawasaki Ninja ZX-10R 2016

Kawasaki ha presentado su nueva ZX-10R, la Campeona del Mundo de Superbikes de esta temporada, cuya versón de calle se hace con una buena parte de los detalles de la moto oficial.

Pepe Burgaleta. Fotos: Kawasaki.

Kawasaki Ninja ZX-10R 2016
Kawasaki Ninja ZX-10R 2016

Kawasaki la que ha desvelado la que será su joya de la corona del año que viene, la nueva ZX-10R. La trayectoria de esta modelo ha sido inmejorable desde su última evolución en 2011. Esa última evolución, en la que se cambió todo desde el chasis hasta el motor, le ha servido para ser la moto más exitosa en la categoría de Superbike a todos los niveles.

Ha ganado dos títulos mundiales de SBK, con Sykes en 2013 y Johnny Rea esta temporada, tres del FIM CEV Repsol y dos en el BSB. Estos resultados nos dan una idea del potencial que ha desarrollado la ZX-10R como moto de carreras. La llegada de Yamaha, con su nueva YZF-R1 ha supuesto un revulsivo, pero Kawasaki esperaba su llegada con esta evolución de la Ninja.

La Kawasaki ZX-10R no es una moto totalmente nueva, pero ha recibido cambios en puntos clave de cara a la competición y también a su rendimiento como moto de calle. Estéticamente no hay grandes diferencias, pero la parte frontal es más agresiva de diseño y su cúpula es un poco más envolvente, de manera que su aerodinámica ha mejorado, al igual que la protección que ofrece. También es más compacto el colín y cambian las líneas del carenado y de la aleta delantera.

La Kawasaki ZX-10R 2016 es más efectiva

El motor, de cuatro cilindros en línea, no declara cambios de potencia, pero si que se ha trabajado en su interior para mejorar su rendimiento y cuenta con un cigüeñal con un 20 por cien menos de inercia, que será vital para que siga siendo competitiva en el SBK. En la culata cambian los perfiles de las levas, los conductos, la cámara de combustión y válvulas de escape son más grandes. Mientras que los pistones son más ligeros, gracias a que sus faldas son más cortas.

Otro punto mejorable de la versión precedente era la relación de cambio, que ha sido acortada especialmente en las tres primeras relaciones. Para ganar en la salida de las curvas también se ha mejorado la entrega de potencia en medio régimen. Pero el punto clave de los modelos deportivos que se acercan a los 200 CV es la electrónica, dado que es la única manera que de sacarles el máximo rendimiento.

Así la Kawasaki ZX-10R se suma a las motos que confían en la centralita IMU (Inertial Measurement Unit) de Bosch, que permite analizar las reacciones en 3D (seis ejes de medición). Gracias a ella la electrónica, con el  control de tracción S-KTRC, el de lanzamiento KLCM y el de frenada KIBS, funciona con mucha más precisión. Se mantienen los modos de motor y se añade un sistema electrónico de control de freno motor.

La parte ciclo también evoluciona, ya que el chasis tiene la pipa de dirección más cerca del piloto y se ha aprovechado para montar un basculante 16 mm más largo y con mayor rigidez. Otro cambio importante se da en las suspensiones, que estrenan el sistema Balance Free de Showa en ambos trenes. Se trata de un mecanismo interior de doble cámara, con pistón grande y presurizado, que consigue una trabajo mucho más lineal de las suspensiones, al no haber apenas variaciones de presión, ni cavitación.

Esta tecnología viene de la experiencia adquirida en MotoGP y especialmente en Superbike. Los frenos son otro de los aspectos mejorados, con un equipo Brembo de última generación, que monta las pinzas M50, discos de 330 mm y bomba radial.