A la mayoría a los que comento que le he hecho a mi Hyosung 100.000 km no se lo creen y dicen: “¡tú estás loco!, ¿con una Xoxung?". Pero los que de verdad me conocen y saben cómo trato mis motos me animaron a llegar a esta cifra de kilómetros.
Mi Hyosung Comet GT250N negra salió de Motorrad Getafe (Madrid) un 17 de julio de 2005. Los primeros meses me tocó hacer de pasajero, ya que hasta febrero de 2006 no tenía el carné, aunque hubo alguna que otra prueba en el polígono cercano a casa. En esos meses de pasajero nos movíamos mucho los fines de semana por la sierra madrileña, al CEV en Albacete y por las concentraciones y motoalmuerzos de la zona. Desde ese momento me di cuenta de que no era una moto cómoda para el pasajero, pero daba igual, por aquel entonces aún era un soltero de oro y la moto solo la quería como paso intermedio a cilindradas superiores, por lo que mi pensamiento era tenerla unos años y sustituirla por otra.
Ya con el carné en mi posesión, pude olvidarme de ir de pasajero y rodar con mi Comet. Para un novato, pues mi moto anterior había sido una Mobylette Gran Turismo del año 74 y alguna que otra “chicharrirra" de los amigos, la Hyosung me parecía grande, torpe y frenaba poco. Al poco me di cuenta de que el torpe y con poco tacto de freno era yo...
Mis primeras andanzas fueron por las carreteras madrileñas. En una de las primeras veces que subí al puerto de la Cruz Verde conocí a Pedro, que también tenía una Comet GT250N, pero en azul. Ver otra Comet por aquel entonces era toda una sorpresa porque había realmente pocas. Con Pedro entablé una amistad que llega hasta nuestros días. Salíamos los fines de semana por la sierra madrileña, íbamos a motoalmuerzos y comenzaron los primeros viajes. A Valencia a la II Quedada del foro Hyosung Comet, donde conocí a muy buena gente, y a La Bañeza a ver el Gran Premio y donde me di cuenta del auténtico espíritu racing. También iba un par de veces al año a Barcarrota (Badajoz) a ver a mis abuelos.
Le instalé una cúpula para poder viajar más desahogado, un manillar más bajo para una mejor penetración aerodinámica y un baúl superior. No me bajaba de la moto ni “pa’ mear". 20.000 km y solo dos incidencias, un tornillo del colector de escape desaparecido y que me lo repusieron en garantía, y un par de cables de embrague, el gran mal de este modelo.
En 2007 comencé a salir con mi novia, que pensaba que no se montaría en la Hyosung, pero sí. La primera vez que lo hizo fue un día lluvioso para ir a la III Quedada del foro Hyosung Comet en Zaragoza. Aguantó como una campeona (mi novia) y la moto ni se quejó. En ese punto pensé en cambiarla (la Hyosung, jeje) por algo más cómodo, pero como de las relaciones personales no se sabe, pues decidí continuar con la Comet. Más viajes a Badajoz, a La Bañeza, más concentraciones, ir a trabajar, estudiar, etc. 30.000 km y la moto como un reloj.
Como mi novia me acompañaba en cada ruta, instalé en los asientos unas planchas de gel, un nuevo acolchado y una agarradera en el depósito. La comodidad mejoró bastante. Continuamos acumulando kilómetros. Otro cable de embrague y para mejorar la frenada sustituí el interior de la bomba de freno trasera por el de una Yamaha Fazer, ya que por dentro son exactas. Increíble pero cierto.
Con 40.000 km comencé a llevar la Comet a pasar las revisiones a Aquinuve, taller con muy buena fama en estas mecánicas.
En 2010 continuamos con las citas moteras a las que éramos asiduos, pero añadimos una nueva, la reunión motera Fantasmas en Broto (Huesca), organizada por el PMZ. Allí conocí a José, Marina y Borja de Pamplona, otros grandes amigos. En Broto descubrí el gustazo de rodar con una moto por los Pirineos. Carreteras ideales para la moto, paisajes impresionantes y unas temperaturas geniales.
A partir de los 50.000 km las revisiones comencé a hacérselas en casa. La moto iba perfecta, pero me di cuenta de una cosa. Con los aceites utilizados hasta ahora, el embrague patinaba un poco, desde aquí en adelante solo utilicé Castrol. Un paso adelante. También le sustituí el piñón de ataque por uno de 15 dientes. Compré unas maletas laterales de segunda mano, que adaptó mi padre, con ellas la capacidad de carga aumentaba bastante.
Comenzamos a asistir a Pingüinos donde hicimos amistad con la Peña motera de Suanzes (Cantabria) Motoamigos Peñará y realizamos un viaje por el pirineo oscense y francés, haciendo la ruta de los puertos míticos del Tour.
Los kilómetros fueron pasando y desde los 90.000 km comparte garaje con una bella y turística Moto Guzzi Norge 850. Ahora con algo más de 100.000 km sigo utilizando mi Comet a diario para ir a trabajar o a Madrid. Aunque a muchos les parezca una locura hacer 100.000 km a una Hyosung, como reza el eslogan de la famosa marca de calzado: “impossible is nothing".